Tras el anuncio del Gobierno de medidas para acelerar el final de los motores diésel, llega el momento de plantearse por qué carburante poco contaminante se decantará el transporte por carretera.
Transporte de mercancías más limpio
Saber cuál será la tendencia imperante en los próximos años en cuanto al combustible mayoritario parece una quimera. Sin embargo, que comience a haber dudas sobre el dominio completo del diésel en el transporte de mercancías es un síntoma claro de que los tiempos están cambiando. El incremento de la presión impositiva para los vehículos más contaminantes, las sucesivas normativas limitando las emisiones de los motores y la creciente conciencia del respeto por el medio ambiente hacen pensar en alternativas. Aquí vamos a conocer las más importantes.
Gas natural
Procede de la unión de hidrocarburos ligeros. El metano compone entre el 70 y el 90% de la mezcla. En comparación con un motor diésel, emite un 15% menos de CO2. No genera emisiones, lo que incluye a las partículas en suspensión. También emite menos dióxido de nitrógeno (NO2) que el resto de carburantes.
Gas licuado
Conocido también como ‘autogas’, esta mezcla gaseosa de propano y butano, que cuando alcanza 7 bares de presión pasa a un estado líquido, emite un volumen de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera que podríamos situar entre la gasolina y el diésel. Su gran ventaja es que no emite partículas, en especial de óxidos de nitrógeno (NOx). Tampoco lanza a la atmósfera partículas en suspensión (PM).
Hidrógeno
Se emplea tanto para motores de combustión interna alternativos como para pilas de combustible. El volumen de difusión de CO2 a la atmósfera depende de si el hidrógeno se toma de energías renovables, en cuyo caso será inexistente. Tampoco emite emisiones locales.
Biocombustibles o biocarburantes
Los biocombustibles son mezclas de hidrocarburos que proceden de la biomasa, materia orgánica que resulta útil en términos energéticos. Sus emisiones de CO2 son sensiblemente inferiores. Dentro de este tipo de combustibles, que algunos denominan también agrocombustibles, existen varios grupos:
- La base de su fabricación son aceites vegetales como la colza, la soja o la canola. Pueden ser ‘nuevos’ o reutilizados. Alemania está a la cabeza de la producción mundial.
- Bioetanol o etanol de biomasa. Se origina por la fermentación alcohólica de azúcares. Éstos pueden proceder de la remolacha, algunos cereales o de otras plantas, como la caña de azúcar.
- El biobutanol y el biopropanol están en fases mucho menos avanzadas de investigación, pero se plantean como alternativas de futuro.
Electricidad
Un vehículo capaz de propulsarse con energía completamente eléctrica no lanza a la atmósfera ni gases ni partículas contaminantes. Lo más común, sin embargo, es que, al menos hasta el momento, los camiones eléctricos empleen energía eléctrica híbrida. Aún así, se estima que la reducción del CO2 emitido llega hasta el 60-70% cuando se utiliza. Se puede distinguir entre:
- Propulsión 100% eléctrica. El vehículo se desplaza gracias a unas baterías recargadas en corriente eléctrica.
- Propulsión eléctrica de autonomía extendida. El desplazamiento es solo eléctrico, pero su recarga se produce gracias a la acción de un motor auxiliar térmico.
- Propulsión híbrida ‘enchufable’. Cuando la baterías se descargan, recurre a la combustión térmica habitual.
Transporte de mercancías más limpio
Solo el tiempo dirá si el transporte de mercancías aprovechará las ventajas de estas alternativas de propulsión, aunque por el momento el gas natural, el gas licuado y, en menor medida, la electricidad, están ganando terreno cada año. La eficiencia obtenida y las políticas de las administraciones públicas jugarán un papel clave en ello. Las alternativas citadas anteriormente son las que mejores resultados ofrecen y en las que más se está invirtiendo en este momento, descartadas otras opciones sobre las que se ha investigado en los últimos años, como la energía solar o el gashol (metanol y etanol en combinación con gasolina).