Emplear una cadena de suministro con un bajo impacto medioambiental es algo a lo que aspiran todos los actores del sector. Con la eficiencia por bandera, el transporte de mercancías está en el camino de conseguirlo.
El transporte de mercancías será sostenible o no será
‘Logística sostenible’ es un término cada vez más empleado en el sector. Su relación con la logística inversa es directa, ya que la segunda se basa en el aprovechamiento de recursos, el reciclaje y el retorno económico. ¿Podemos decir que el transporte de mercancías ya está reduciendo su impacto medioambiental? Rotundamente sí. Analizamos por qué.
Reducción de las emisiones contaminantes
Ya te contamos que en la Unión Europea los vehículos de transporte emitirán un 15% menos de CO2 en 2025 y un 30% menos en 2030. El proyecto ‘Europa en Movimiento’, avalado por Bruselas, no se detiene ahí; su objetivo a largo plazo es que las emisiones contaminantes del transporte de mercancías bajen un 70% hasta 2050 con respecto a las actuales. Un desafío ambicioso, pero que se espera lograr gracias a la inversión en innovación y desarrollo en diferentes ámbitos. La Comisión Junker, encargada de implementar la reducción de emisiones, considera que en 5 años una reducción de las emisiones de los vehículos de transporte iría de la mano de un ahorro de 25.000 euros en combustible.
Un diésel menos contaminante en convivencia con otros combustibles
El diésel ya no monopoliza el transporte de mercancías, pero su sustitución por otros combustibles alternativos puede que no sea tan inminente como se esperaba. ¿La razón? Los motores actuales son cada vez más eficientes. Eso sí, el camino, a medio plazo, es la sustitución de los combustibles fósiles por los biocombustibles. El vehículo eléctrico compartirá espacio con aquellos que usan alternativas ya puestas en práctica en la actualidad, como el gas natural licuado (GNL), el gas natural comprimido (GNC) y el gas licuado del petróleo (GLP). Estos sistemas de propulsión pueden disminuir las emisiones de partículas de dióxido de nitrógeno en un 80%, y en un 95% en el caso de las partículas en suspensión.
La eficiencia es determinante
Mejorar la gestión de las cargas y del uso de las rutas puede reducir en un 20% las emisiones de CO2 a la atmósfera. Forma parte de ello el reto de conseguir que los vehículos de transporte de mercancías viajen con su capacidad de almacenaje completa. La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) segura que entre el 40% y el 50% de las emisiones de óxido de nitrógeno que se originan en el transporte de mercancías por carretera provienen de los vehículos de gran tonelaje, por lo tanto es un objetivo prioritario conseguir una eficiente carga y distribución de mercancías.
Normativas restrictivas
Las restricciones a la circulación en las grandes ciudades a aquellos vehículos que son más contaminantes tienen su paralelismo en las carreteras, en las que normativas como las sucesivas ‘Euro’ han logrado aminorar la huella del transporte de mercancías de forma considerable. La reglamentación Euro 6 limita la tasa de dióxido de nitrógeno (NO2) al 0,4g/kWh y la de partículas al 0,01g/kWh, datos impensables hasta hace pocos años.
Un camino de un solo sentido
El compromiso de administraciones, empresas y profesionales de la carretera con la sostenibilidad del transporte ayuda a pensar en un progreso ininterrumpido hacia una logística sostenible. Junto a las medidas citadas con anterioridad merece la pena citar proyectos como EcoTwin, que fija en 2020 la conducción ‘melliza’, o los avances para poner en marcha vías verdes de transporte. También, en las ciudades, la carga y descarga y la distribución en horario nocturno, que evita las congestiones y por consiguiente un aumento de las emisiones.
Si quieres aumentar tus cargas de forma sencilla y cobrando a mes vencido, comienza a hacerlo dándote de alta de forma gratuita aquí.